jueves, 13 de octubre de 2011

Un pastel de cabracho, un iPad y un Kindle

Hasta el año pasado, nunca había ido de vacaciones a España durante el verano. Alguna vez en septiembre, varias en Navidades, una en Semana Santa... pero ahora le hemos cogido el gusto y ya vamos dos veranos seguidos que nos acercamos a Asturias.
Y yo creo que es por eso que mi visión de la madre patria desde la perspectiva de un exiliado ha cambiado en los últimos tiempos. Desde agosto de 2010 Asturias me sabe a calamares con limón, a patatas al cabrales, a croquetas de jamón y sobre todo... no, no voy a decir a "sidra" (ARGGGG!!! nunca la he podido tragar, para mí es como beber vinagre) en todo caso sí que es cierto que he vuelto a recuperar el olor, que ya lo tenía perdido, pero sobre todo a PASTEL DE CABRACHO.
Esta es otra receta que ya estaba olvidando, pero después de dos veranos degustando compulsivamente calamares, salsa cabrales y pastel de cabracho, me he animado a reconstruir en casa el gusto de la tierra.


Pero, y entonces ¿qué tienen que ver el iPad y el Kindle con el pastel de cabracho? Bueno, pues que los tres constituyeron las "trends" del verano, allá donde estábamos, caía un pastel de cabracho (igual que el año pasado con los calamares rebozados ¡OBSESIÓN TOTAL!) y allá iba el yayo con su iPad a enseñar fotos, o vídeos, o ponerle juegos a Alex. Realmente el partido que puede sacarle mi padre a un cacharro de esos es más bien poco, así que teniendo en cuenta que a mi madre le gusta bastante leer y ya empieza a fallarle la vista con la letra pequeña de algunos libros, le instalé el programa que se necesita para usar el iPad como un lector electrónico (iBooks) y le descargué algunos libros de mi Kindle (previa sesión de formateo en el Calibre, ya que los míos suelen estar en formato MOBI y el del iPad es el EPUB). Pero el manejo del iPad como lector me pareció, en comparación con el Kindle, tremendamente complicado para alguien que no entiende mucho de temas electrónicos.
Para empezar, el Kindle no necesita tener ningún programa de lectura instalado, esto obviamente y como cualquier otro lector electrónico, ya que sólo sirven para eso. Pero tampoco necesita que instales en tu ordenador el Adobe Digital Editions, ni que descargues allí los libros electrónicos que compres y luego los vuelques al lector. Con el Kindle, el libro que quieras lo tienes a un click si lo compras en Amazon. Eso sí, en el formato "equivocado", ya que el que normalmente admiten todos los lectores, incluido el iPad, es el epub, y éste precisamente el Kindle no lo lee. Así que si compras un libro en otra tienda electrónica, o te lo bajas de forma "pirata", has de ver que esté en formato doc o debes convertirlo con el programa Calibre. El Kindle también lee pdf, pero no los ajusta a la página, es decir si la letra es muy pequeña, se queda como está, lo cual significa que a veces es prácticamente ilegible.
Obviamente también hay diferencias en cuanto a lo que ves en la pantalla de uno y otro dispositivo. Recuerdo que cuando me llegó el Kindle (¡en tan sólo 2 días después del pedido a Estados Unidos!), lo encendí y apareció su pantalla en reposo, en la que se ve un dibujo a plumilla de algún escritor famoso y yo creí por un momento que era una pegatina de protección o algo así, ya que al utilizar tinta electrónica no hay ni un solo reflejo ni brillo.
Esto puede ser bueno o malo. Con un lector electrónico no se puede leer en la oscuridad. Con un iPad, sí. Con un lector electrónico los libros con ilustraciones de colores (como los de Gerónimo Stilton) pierden toda su gracia y salero, mientras que con el iPad se ven bien bonitos. Pero claro, con un lector electrónico, y particularmente el Kindle, es enchufar y leer. Además la forma de tinta y pantalla que emplea es similar a una página de libro, con lo que no se te cansa la vista ni tienes problemas de visión, ni reflejos ni dolores de cabeza (hombre, si te quedas hasta las 4 de la mañana devorando ávidamente la novela que no puedes soltar de las manos... igual un poco al día siguiente sí, sobre todo si el despertador suena 3 horas después...). Yo, si hay que elegir, sin duda me quedo con el lector electrónico, ahora elegir cuál iba a ser difícil. En cuanto a conectividad y recepción de datos, el Kindle es genial, recibes los libros directamente de Amazon o te mandas un correo a tu dirección del kindle y en 1 minuto están dentro. Pero claro, tiene el problema de que está "capado" para el formato epub y además lee mal los PDF...
Recientemente surgió la discusión con mi suegro de para qué comprar un iPad "pudiendoteneruntabletdeotramarca" que son más baratos y además utilizan el sistema windows al que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados ¿Qué tiene el iPad que no tenga el Samsug Galaxy tablet sin ir más lejos? Según comparativas recientes, creo que incluso el tablet de Samsung es mejor. Pero, es que realmente ¿para qué necesitas un tablet en general? Para trabajar no, ya que escribir textos de forma rápida en un teclado táctil no se le da bien a todo el mundo. En ese caso, casi todos nos sentimos más a gusto con el portátil, y si se trata de poder transportarlo con facilidad y que no pese mucho, ahí tenemos el Inspiron de Dell, entre otras muchas marcas... En cuanto a su función como lector electrónico, yo ya he comentado que me quedo con mi Kindle. Claro que también puede conectarse a internet, leer el correo y esas cosas... como cualquier otro ordenador y/o smartphone. Si tienes un móvil 3G y un tablet con wifi por ejemplo, siempre acudirás antes al móvil que al tablet para conectarte a internet. Entonces ¿qué nos queda? hombre, pues está bien para ver fotos, vídeos, ponerle juegos a los niños en la pantalla... hombre, mira, qué casualidad... ¡si esto es precisamente lo que hace mi padre! Así que resulta que al final, no lo está aprovechando mucho más que lo que debería...
Pues sí, pienso, y reconozco abiertamente, que hoy en día un tablet es un accesorio "guay" cuya utilidad principal es fardar. Con gloriosas excepciones, que seguro que mucha gente lo usa para otras cosas menos frívolas... como por ejemplo... hmmm... ¡pues todavía no conozco ninguno de esos!
Llegados a este punto, me decía mi suegro, pues si no lo usas para leer libros, ni para trabajar, ni sirve para mucho más que ejercer de gadget electrónico de lujo... pues entonces coincidirás conmigo en que, total, para eso, te compras uno de otra marca por la mitad de precio y en paz.
¡Pues no!
No, porque un iPad es EL IPAD, the one and only, y lo demás, no pasan de ser vulgares imitaciones. Por supuesto que algunas funcionarán mejor o tendrán más prestaciones... o no... la verdad es que no lo sé. Pero ya puestos a fardar... que sea con the real thing. Long live the iPad!

¡Ostras! ¿y cómo he llegado yo hasta aquí? ¡Si yo sólo iba a escribir la receta del pastel de cabracho!
Pues de ahí el título, que me pongo a pensar en pastel de cabracho, lo enlazo con el veranito, y las terrazas, y mi padre con Alex sentado encima y jugando con el iPad... y... ¡vuelta a empezar!
Pues nada, que aquí dejo la versión que he probado a hacer últimamente con gran éxito. El molde del triskel vino de Francia (Bretaña) y me costó conseguirlo porque no hacían pedidos al extranjero, pero me pareció taaan mono, y además me llegó justo a tiempo para la espicha del Día de Asturias en casa de María. El colmo de la decadencia.

Ingredientes:
Una tarrina de nata para cocinar
La misma cantidad de tomate frito
3 huevos
1 cucharada de sal
500 gr de filetees de pescado blanco cocido y sin espinas (el pescado se puede cocer con puerro, perejil y cebolla para darle más sabor, así luego podemos usar el caldo de pescado donde haya sido cocido)

Mezclar todos los ingredientes con la batidora hasta obtener una masa homogénea. Colocar en un molde engrasado y cocer al microondas 15 minutos a potencia máxima.
Al salir del microondas, los bordes estarán ya muy hechos mientras que el centro estará más blando. Tapar entonces con un papel de aluminio y dejar reposar hasta que enfríe.
Desmoldar y servir con mayonesa y tostaditas. No es realmente un "pastel" que se coma con tenedor y cuchillo sino más bien un paté de pescado que se unta en las tostadas con un poco de mayonesa.









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